Yo, Manuel Semaan y mi bloc

Thursday, July 03, 2008

Bamboo and thunder

We enjoyed watching Bangladesh for hours. It was bamboo, lightening and thunder, rain and storm, ducks flying over rice fields, cocoanut palms and mangoes, together in a mad dervish dance. Waiting for the train, the crowd stayed under banyan trees. When it arrived, they eagerly scrambled in. During market days, some carried bundles of hay, some baskets, some sacks, going or coming from it in the silent noon. It was a stream of human activity at the rhythm of a Raga (a mode of classical music appropriate to the early dawn).

Our bags left behind in Dhaka, our clothes daily got more and more intolerable disreputable. Apart from this, we had a good time on the train. Our fellow passengers were of inexhaustible variety, a policeman, a lover of music and some families. We also carried a book and with a poet's songs in our lips, it was easier to float about the world on the crest of the rising tide. Bangladesh was subduing our hearts.

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Wednesday, July 02, 2008

La ciudad antigua de Dhaka en Bangladesh

Era viernes y acabábamos de llegar a Bangladesh. La antigua ciudad de Dhaka estaba silenciosa y los bengaleses vestían de viernes musulmán e iban de un lado a otro subidos estoicamente en sus rickshaws. Seguramente iban y venían de la mezquita y del encuentro social. Otros se desplazaban en barcas de madera por el rio Buriganga.

Ademas llovía en Sadarghat, la rivera del río. Nosotros no nos habíamos llevado chubasquero y los vaqueros empezaban a calar. Los bangaleses, o bangladeshies, como prefieren ellos, tampoco se habían traído el chubasquero, ni seguramente sabían qué era.

Lalit tenia una barba grande y blanca, y un barco heredado de su abuelo a través de su padre cuando a éste ya no le funcionaban las articulaciones de los brazos y hombros, y ya no podía salir de casa a trabajar. Esperando no encontrar problemas de comunicación, le preguntamos si nos daría una vuelta por el río en su góndola veneciana, con todo el respecto, por supuesto. Así, en español bien articulado, tan bien vocalizado que Lalit entendió y contestó positivamente.

El río era como decían los anuncios turísticos: amarillo, ocre, oro y negro. Y marrón. Lalit remaba lentamente con su remo remendado y nosotros no sabíamos dónde estaría el fondo del río. Ma salemi, dijimos nosotros para entablar conversación. La contestación mucha sonrisa y deseos de paz en árabe, salam ma aleikum.

Para Lalit era un día diferente porque había visto un extranjero por primera vez. En su concepción de lo que es una cara, esta nariz y este color de piel eran antinatura. Los carteles del aeropuerto dicen : ven a Bangladesh antes que los turistas. Lalit no sabía leer, en la madrassa no le habían ensenado.

Dhaka, la antigua Jahagir Nagal, es conocida por la "ciudad de las mezquitas" y por unos panos muy finos que utilizan para rezar. Hoy solo merece la pena la ciudad antigua con edificios portugueses, colorida y silenciosa, atascada por los rickshaws y mercado ad hoc. El resto es moderno, polucionado, ruidoso y desagradable.

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