Confianza y respeto

Papá no estaba de acuerdo ni con la acción ni con la reacción, sin embargo, le dijo a Mateo que estaba castigado y que hiciera caso a su madre. Bajo ninguna circunstancia debía intervenir, mordiéndose la lengua si hacía falta. Una hora más tarde los ánimos se habían tranquilizado un poco, papá cogió a Mateo en brazos, le empezó a leer el cuento de los cocodrilos copiones y éste dejó de llorar al mismo tiempo que se quedaba dormido.
Por la mañana todos como una seda. Por esta vez, había imperado el respeto y la confianza ante el caos con final feliz. Imagínate ambos monstruítos en la edad del pavo saltando entre su padre y su madre.
Así de difícil es. Cuando dos personas conviven, se produce una natural convergencia en las actividades y por tanto gustos y preferencias. Se acaba hasta opinando igual. Sin embargo, en momentos específicos, las dos personas a veces tratan de recuperar aquello de sí mismos que estuvo inerte durante años. Hablan diferente, tienen gustos diferentes y acaban por un rato percibiendose mutuamente como autenticos desconocidos. En esos momentos puntuales, la convergencia anterior se ve como una ilusion y como un engaño de los sentidos.
Al fin y al cabo, con niños, hay que tomar decisiones conjuntas; hay que ponerse de acuerdo en la educación y que ellos vean coherencia en el conjunto, o de lo contrario los niños sabrán sacar el partido a la situación y malcriarse. La confianza mútua va a ser indispensable en los próximos 14 años. El respeto se gana con los años y se pierde en un día. En la familia, ojala podamos seguir respetándonos como seres humanos.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home